Ni las Marchas de Madrid ni el Tribunal Permanente de los Pueblos suscriben el Manifiesto de «No en nuestro nombre»

Ni las Marchas de Madrid ni el Tribunal Permanente de los Pueblos suscriben el Manifiesto de «No en nuestro nombre»

 

Argumentan que el Manifiesto, en ningún momento señala al imperialismo euro-estadounidense-israelí como responsable, ni a las dictaduras del Golfo, ni habla de la OTAN…

 

MANIFIESTO de NO EN NUESTRO NOMBRE
Los brutales atentados perpetrados en París el pasado 13 de noviembre buscaban instaurar un clima y un régimen de terror entre la población, levantando muros de sospecha y odio entre vecinos, quebrando la vida en comunidad e instaurando la política del miedo en nuestro día a día. Si la respuesta a la barbarie pasa por suspender derechos, recortar libertades y encerrarnos en casa, la victoria del terrorismo será total. Si al dolor por las víctimas inocentes se responde provocando más dolor a otras también inocentes, la espiral será imparable. Si buscamos culpables entre nuestros vecinos y vecinas por el simple hecho de vestir o pensar diferente, si criminalizamos a quienes huyen precisamente de ese mismo horror, estaremos contribuyendo a apuntalar los mismos muros que el fanatismo quiere crear. No podemos permitirlo.

El fanatismo terrorista del Daesh (ISIS) es funcional y retroalimenta al fanatismo racista europeo, mientras nuestros Gobiernos practican recortes de derechos sociales y libertades fundamentales, xenofobia institucional y bombardeos indiscriminados, que se han demostrado ineficaces. Nos negamos a participar en el falso mercadeo entre derechos y seguridad. Aquí, en París, en Iraq o en Siria, son los pueblos los que ponen las muertes mientras unos y otros trafican con influencias, armas e intereses geoestratégicos. El odio fanático de unos no puede esgrimirse como justificación para nuevos odios. Nos negamos a ser rehenes del odio, el terror y la intolerancia, eso sería claudicar ante el terrorismo.

Las y los abajo firmantes creemos que la democracia, los Derechos Humanos y la aspiración a una paz con justicia no son un camino ni una moneda de cambio para nada, sino que constituyen en sí mismos el camino y el horizonte, además de la mejor respuesta contra quienes quieren acabar con ellos. Por eso nos oponemos drásticamente a cualquier respuesta al odio que implique más odio, más intolerancia, más muertes de inocentes y menos derechos y libertades.

Desde el convencimiento de que en estos momentos la ciudadanía no solo no puede esconderse, sino que debe ser protagonista y liderar la respuesta contra el terror, nos convocamos el sábado 28 de noviembre a las 12:00 en la plaza del Museo Reina Sofía para mostrar nuestra repulsa a los ataques terroristas de París y Líbano, nuestra repulsa a los bombardeos contra la población civil siria, nuestra repulsa a recortes democráticos como ineficaces garantías de seguridad y nuestra repulsa a la política exterior belicista iniciada por el Bush-Blair-Aznar. Invitamos al resto de municipios a sumarse a esta iniciativa impulsando convocatorias ciudadanas similares.

Contra el terrorismo, contra la islamofobia y contra sus guerras.
Ni los recortes de libertades ni los bombardeos nos traerán la seguridad y la paz.
NO en nuestro nombre.

 

En las Marchas de Madrid se leerá este texto:

 

EL TERRORISMO ES EL IMPERIALISMO

 

Las Marchas de la Dignidad han señalado desde el primer momento a la UE como el instrumento político del capital para imponer contrarreformas laborales salvajes, recortes y privatizaciones de pensiones y servicios públicos, usando como chantaje el pago de una Deuda que ellos mismos han generado. Hoy vemos que, con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, abandonan sus sagrados objetivos de déficit para disparar el gasto público en “defensa” y “seguridad” (a mayor gloria de las multinacionales del armamento) y, de paso, acabar con las pocas libertades que nos quedaban.

Ahora sabemos que esas condiciones de máxima pobreza y precariedad en los suburbios europeos, sumadas a la humillación y al racismo, constituyen también el caldo de cultivo del que surgen los jóvenes yihadistas. Es una juventudd desesperada que busca en la venganza una identidad que las organizaciones de clase han dejado hace tiempo de ofrecerles.

Una vez más la manipulación informativa utilizada como propaganda de guerra pretende, a través del terror, convertirnos en dóciles cómplices de sus guerras. Pretenden que no entendamos, que no analicemos las causas de lo que sucede, para que no les señalemos como causantes de los crímenes y, sobre todo, que actuemos en consecuencia. Quieren impedir que, como sucedió ante los atentados de Atocha en 2004, nos alcemos sobre el terror y las mentiras para gritarles a la cara que, más allá de las manos que pusieron las bombas, “el imperialismo es el terrorismo”.

Pero la clase obrera y los pueblos, sabemos quienes somos, quienes son ellos, y ello es bastante.

Sabemos que el capitalismo, sumergido en la crisis más grave de su historia, ha intensificado en las últimas décadas su sangriento historial de guerra y saqueo.

Desde la primera guerra contra Iraq en 1991, inmediatamente después de la caída de la URSS, las guerras del imperialismo euro-estadounidense-israel van asolando aquellos países cuyos gobiernos no se someten a sus designios con la diligencia debida: Iraq, Afganistán, Yugoslavia, Libia, ahora Siria.

Sabemos que esos mismos gobiernos de países de la OTAN – cuyo color político es indiferente porque todos representan a los grandes bancos y a las principales multinacionales – son quienes han creado las condiciones para que el odio y la desesperación por la destrucción de sus países haya generado monstruos de barbarie como Al Nusra, Al Qaeda o Estado Islámico. Son esas mismas potencias imperialistas quienes, junto al estado sionista de Israel, han financiado y armado (directamente o a través de las dictaduras del Golfo y de Turquía) a quienes ahora llevan el terror al centro de Europa. Son ellos mismos quienes están preparando la consumación de la destrucción de Siria y una confrontación a gran escala con Rusia.

Estamos descubriendo que, detrás de sus cinismo y sus lágrimas de cocodrilo, son nuestros gobiernos quienes llevan la destrucción y el saqueo a pueblos de los que huyen los refugiados. Y constatamos que el capital europeo se frota las manos porque, haciéndonos creer que los trabajadores inmigrantes son los responsables de nuestra miseria, alienta la división entre la clase obrera. Echa así más leña al fuego al fortalecimiento del fascismo, su recurso preferente en situaciones de grave crisis.

Las Marchas de la Dignidad asumimos como propias dos grandes tareas sin las cuales la barbarie de un capitalismo en crisis, pero más salvaje que nunca, será el escenario inmediato que nos espera a todos los pueblos del mundo:

1º Ayudar a reconstruir la unidad de la clase obrera, ofreciendo a las trabajadoras y trabajadores inmigrantes un importante papel a nuestro lado, en la lucha común contra el capitalismo. La dignidad no será patrimonio nuestro sino es la de todos los explotados. Hoy más que nunca, nativa o extranjera, es la misma clase obrera.

2º Contribuir a levantar un potente movimiento contra la guerra imperialista, contra los gastos militares y de seguridad y por la salida de la OTAN y el desmantelamiento de las Bases. Destacaremos estos objetivos, que ya formaban parte de nuestro programa, y los situaremos, junto al resto de las reivindicaciones, en el centro de nuestro combate.

 

LA CLASE OBRERA NO SOSTIENE LAS GUERRAS DEL CAPITAL

CONTRA LA GUERRA, OTAN NO, BASES FUERA

 

EL TRIBUNAL PERMANENTE REPARTIRÁ SU RESOLUIÓN:

 

 

EXTRACTO DE LA RESOLUCIÓN FINAL DE LA SESIÓN CONSTITUTIVA, CELEBRADA EN MADRID LOS DÍAS 6, 7 Y 8 DE NOVIEMBRE DE 2015

 

El TPPCGIO ha celebrado su primera sesión ordinaria en Madrid los días 6, 7 y 8 de Noviembre de 2015. Se han inscrito y participado más de 70 personas. Se han constituido cuatro mesas temáticas: OTAN, medios de comunicación, refugiados y guerras de baja intensidad. En base a este debate se ha redactado y debatido esta Primera Resolución del TPPCGIO.

 

EXTRACTO DE LA PRIMERA RESOLUCIÓN DEL TPPCGIO

 

Exposición de motivos: Enjuiciar la guerra, sus instrumentos y sus responsables.

 

Desde la creación de las Naciones Unidas en 1945 como organización que permitiera “arreglar las controversias internacionales por medios pacífi cos”, las diversas formas de guerra que desde entonces hasta hoy han asolado el mundo no han parado de crecer.

 

Las cifras son demoledoras: 16,5 millones de víctimas mortales; cerca de 70 millones de desplazados en 2015 y cifras aún mayores de víctimas con daños permanentes en sus cuerpos y en sus mentes. En la última década el 90% de las víctimas han sido civiles no combatientes y de ellas, el 70 % mujeres y niños.

 

Esta situación se reparte de forma desigual: de un lado, el autodenominado “mundo occidental”, países blancos desarrollados, agrupados militarmente en torno a la OTAN y a los EE.UU., que cuentan con el 70% de las fuerzas armadas del mundo y cuyo núcleo está formado por países de tradición imperial: Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España, Países Bajos, Turquía, bajo el mando de los EE.UU. A estos países se añade Israel.

 

De otro, el denominado por occidente como “tercer mundo”, étnicamente diverso, que ha sufrido durante siglos el expolio del colonialismo occidental, donde se desarrollan la mayor parte de los confl ictos armados y donde se encuentran el 86% de los desplazados.

 

Mientras en la carta de Naciones Unidas de 1945 se establece que “los miembros de la organización se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier estado”. Este imperio actúa bajo la premisa de que sólo su dominio del mundo garantizará su subsistencia. Si su objetivo es ilimitado, también son ilimitados los métodos y las consecuencias. La privatización de los ejércitos, los ejércitos mercenarios, la caotización de países enteros, conlleva una brutalidad sin límites.

 

Hasta el momento estas acciones expedicionarias se han llevado a cabo sobre países con una reducida capacidad de respuesta. Actualmente se está acosando a países con una gran capacidad bélica siguiendo la misma estrategia: criminalizar, aislar, agredir. La primera y segunda fase ya están en marcha, pero de alcanzarse la tercera las consecuencias serían imprevisibles.

 

En esta guerra-mundo, el imperialismo necesita controlar cualquier resistencia interna y, junto a las tareas de represión y supresión de derechos, está llevando a cabo la construcción de una cultura belicista en la que se acepta el empleo de la fuerza y justifi ca la guerra y sus consecuencias.

 

Un ejército de medios de comunicación participa suministrando los elementos necesarios para pervertir la realidad y convencer a la población de que tanta violencia y destrucción es necesaria para salvar la humanidad.

 

(TPPCGIO)

 

TRIBUNAL PERMANENTE DE

 

LOS PUEBLOS CONTRA

 

LA GUERRA IMPERIALISTA

 

y la OTAN

 

Se confi gura así una realidad llena de contradicciones en la que el imperialismo, que persigue objetivos a nivel planetario, al mismo tiempo se bunkeriza y se convierte en una gran fortaleza rodeada por vallas cada más altas, más largas y más afi ladas.

 

Como en otros temas decisivos para la vida de los pueblos, la guerra imperialista se sitúa fuera de su alcance, y por lo tanto sólo la construcción de una respuesta social organizada podrá enfrentarse a esta barbarie e impedir la impunidad de los responsables. Este Tribunal de los Pueblos contra la Guerra Imperialista y la OTAN pretende ser parte de ese proceso de organización popular.

 

EXTRACTO DE LAS CONDENAS.

 

El Tribunal Permanente de los Pueblos contra la Guerra Imperialista y la OTAN, reunido en Madrid los días 6, 7 y 8 de Noviembre de 2015, CONDENA

 

• Las actuaciones impunes del imperialismo en todas partes del mundo así como sus efectos políticos, sociales, económicos y medioambientales.

 

• La creciente actividad de la OTAN como fuerza de agresión global que alimenta escaladas belicistas y carreras armamentísticas.

 

• La opacidad con la que se toman las decisiones militares, completamente contraria al principio democrático y fuera de cualquier tipo de control o supervisión por parte de la ciudadanía.

 

• Específi camente los casos de Venezuela, Donbass (Ucrania) y Oriente Próximo, notablemente Palestina y

 

Siria, que en estos momentos concentran y padecen la estrategia de acoso y agresión imperialista.

 

EXTRACTO DE LAS EXIGENCIAS.

 

• El resarcimiento moral de las víctimas así como el restablecimiento de lo dañado en términos humanos, económicos, sociales y medioambientales.

 

• La eliminación de las condiciones que hacen posibles las agresiones imperialistas, para que no se vuelvan a repetir en el futuro.

 

• En el caso del Estado español, es imprescindible la salida de la OTAN, la retirada de las bases estadounidenses y la reducción drástica del presupuesto militar.

 

POR CONSIGUIENTE

 

El Tribunal Permanente de los Pueblos contra la Guerra Imperialista y la OTAN hace un llamamiento a los movimientos y las organizaciones sociales para que secunden estas condenas y se movilicen en pos del cumplimiento de las exigencias aquí expuestas.

 

En Madrid, a 8 de noviembre de 2015

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