CONTRA LA LEY MORDAZA
El pasado 11 de diciembre se aprobó en el Congreso de los Diputados la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana, conocida popularmente como Ley Mordaza. Nada importa que saliera adelante con el único apoyo de los diputados del Partido Popular, mayoría absoluta en el Congreso. Poco importan, incluso, las propias contradicciones que la nueva vieja Ley genera a su propio sistema jurídico.
Liquidar libertades y convertir derechos fundamentales en delitos, es lo que estas reformas pretenden institucionalizar. Con ello, el régimen da cobertura legal a la represión ya en marcha y garantiza la seguridad al bloque dominante: corruptos, especuladores, explotadores… La Ley de Seguridad Ciudadana y la Reforma Penal son en realidad leyes para la seguridad del régimen. Estas leyes son una mordaza a las protestas sociales, con la Ley de Seguridad Ciudadana los escraches, las manifestaciones no comunicadas, el uso de imágenes de la policia o las ocupaciones de entidades públicas o privadas como forma de protesta, serán objeto de multas desorbitadas.
La Ley Mordaza, cercenadora en masa de una enorme base de derechos democráticos, no puede entenderse al margen otras tantas contrarreformas. La contrarreforma laboral del PSOE en sus estertores, refrendada por la del PP en su primera legislatura abrió la fase de ofensiva del capital para inflar el colchón jurídico en que descansara la represión policial y judicial de los tiempos que habían de venir, que hoy vivimos y que están por llegar.
El objetivo no es solo destruir derechos democráticos, sino utilizar este hecho como declaración de intenciones, como transmisor de miedo. Se trata de criminalizar la protesta y a quienes protestan, de avisar que comienza una nueva etapa en la lucha de clases en la que ya nada ampara los derechos de los trabajadores dentro de la jurisdicción burguesa. Porque el derecho, recordemos a Marx, no es sino la voluntad de la burguesía hecha ley. La respuesta popular ante esta flagrante vulneración de derechos fundamentales, pasa por la firmeza ideológica, por desafiar al régimen monárquico, conocer nuestros derechos y que el movimiento popular no retroceda.
Pasa por no caer en sus trampas de criminalización y por saber, de forma clara, que estas leyes están pensadas para proteger a los Urdangarines y las infantas, a los de los sobres y las tarjetas black, a los empresarios que llenan esos sobres, a los de los viajes a Canarias a costa de todos nosotros y nosotras, a las que hacen recortes criminales en sanidad y asesinan mascotas mientras esconden coches de lujo invisibles en el garaje. Se trata de explotar la ventaja de ir ganando en el juego para modificar las reglas del mismo, y así perpetuar esa dominación.
Lo que el pueblo trabajador no puede hacer es seguir obedeciendo las “reglas del juego”, porque, como se sabe, la banca siempre gana. No hay forma de ganar siguiendo el camino marcado por el adversario. No podemos respetar las reglas del juego ni tratar de retrotraerlas a etapas anteriores —sólo porque fueron un poco menos injustas— porque aparte de imposible, es insuficiente. De lo que se trata llegados a este punto es de que el pueblo salga a la calle, organizado, y rompa el tablero.
CONTRA LA REPRESIÓN.
¡NO A LEY MORDAZA Y NO A LA REFORMA PENAL!
Debe estar conectado para enviar un comentario.