LA LUCHA POPULAR EN LA CALLE HA PARADO EL DESAHUCIO DE ROSA

Convocadas por la PAH y el 8M, dos centenares de personas se concentraban desde primera hora en el domicilio de Rosa, en el zaragozano barrio de San José, para arroparla al grito de “Kutxa escucha, estamos en la lucha”. La historia de Rosa, es la historia de una luchadora.

Amenazada con un desahucio desde hace ocho años, Rosa lleva viviendo con impotencia como un fondo buitre pretende quedarse con su casa mientras ella se queda con la deuda. Hoy, la presión social, la desobediencia civil y pacífica, ha conseguido, al menos, más tiempo. Y es que, la unidad y la solidaridad son las mejores armas.

“Estoy un poco más tranquila y contenta porque todavía no me creo que se haya suspendido”, reconocía Rosa tras pasar toda la noche sin dormir. “Esto servirá para seguir luchando contra Kutxabank, ojalá ahora aflojen un poco más y acepten la dación en pago y entrego la casa, es lo que quiero, nada más”, añadía.

 

 

“De momento me quedo en casa porque no tengo a donde ir”, subrayaba una Rosa cansada pero contenta y agradecida por todo el apoyo recibido. “Hablaré con mi abogada para saber cuales son los siguientes pasos, aunque sé que Kutxabank va a fijar una nueva fecha para otro desahucio”. Lo que Rosa tiene claro es que seguirá luchando “porque la verdad pensé que no iba a pasar esto, no tenía esperanzas que consiguiéramos suspender hoy el desahucio”.

Begoña Leza, integrante de la PAH Zaragoza, explicaba que “ahora Kutxabank tiene que volver a empezar, es decir, el banco tendrá que instar de nuevo al juzgado el lanzamiento, señalar nueva fecha y que transcurra un tiempo suficiente. Calculamos que habrá 2 o 3 meses al menos para seguir presionando al banco y luchar por la dación en pago de Rosa”. La demanda es justa: reclamar la dación en pago, “si entregamos el piso queremos que se salde la deuda”.

Begoña reconocía que “se ha hecho duro”, porque “las comisiones judiciales vienen antes, y hemos vivido una mañana de intranquilidad. Nos daba la sensación que estaban intentando desgastarnos, pero al final, cuando ha llegado la comisión judicial había la misma gente o más que a primera hora de la mañana y creo que les hemos obligado a parar el desahucio”.

También ha criticado la actitud del secretario judicial: “Ha estado bastante seco, no ha querido hablar con nadie de nosotras (la PAH) pero sí que nos ha dicho que estaban rellenando el acta de suspensión del lanzamiento”. “Cuando hablemos con la abogada de Rosa sabremos más detalles”, incidía.

La noche y la mañana han sido largas, pero han merecido la pena: “Después de una noche de no dormir, de muchos nervios, de estar jugándote algo que has luchado durante muchos años con Rosa, la sensación de vencer a un banco tan duro como Kutxabank, aunque no le hayamos vencido del todo, pero las pequeñas batallas son las que te llevan a ganar la guerra”.

Según contaba Begoña, “la historia de Kutxabank es la historia de muchas familias, sobre todo mujeres que vienen solas con sus hijos o hijas y se tienen que hacer cargo de la hipoteca y de su familia”.

En este sentido, Ana Lacalle, del 8M Zaragoza, apuntaba: “Las feministas tenemos que defender la movilización contra los desahucios, porque tristemente también tienen rostro de mujer”. “Los desahucios son un problema social, que abarca a todo el mundo, pero las mujeres que viven con el riesgo de ser desahuciadas están en una situación de mayor vulnerabilidad”, añadía.

 

 

La situación de Rosa cambió en 2011, “me divorcié me quedé sola con dos hijas menores a mi cargo, desde entonces intenté llegar a un acuerdo con este banco, porque pagaba 960€ de hipoteca y 70€ de comunidad y mi sueldo era 1.200€”, explicaba.

Fue entonces cuando Rosa entró en la PAH. “Al principio llegó con mucho miedo y sentimiento de culpabilidad, pero poco a poco se fue empoderando y en todo este tiempo ha estado peleando, desde una huelga de hambre que ayudó a abrir el diálogo con Kutxabank”, recordaba Begoña.

En este tiempo, la hipoteca de Rosa ha ido aumentando y de aproximadamente 180.000 euros iniciales, pasó a los 243.000 reclamados por Kutxabank en 2018. Además, según denunciaba la PAH, el contrato está plagado de cláusulas abusivas: vencimientos anticipados, IRPH e intereses abusivos. Por si esto fuera poco el contrato está titularizado desde hace años, por lo que la deuda de la vivienda, de la que Rosa ha pagado más de 70.000 euros, pertenece a un fondo buitre y no a Kutxabank.

 

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